La
implosión repentina de una braza, la
silueta
caprichosa del hollín en la pava, el
gorgoteo del primer mate, la espuma y viento...mirar
a través del vidrio las fauces de la meseta que nos devoran.
Es
que por estas tierras han pasado y pisado cientos, ingleses,
españoles,
maragatos
y otros tantos, que sólo han sabido de ser olvido, no
mas que alguna sombra que se pierde en lo
infinito;
es que esta tierra no sabe ni sabrá jamás de dueños, de nombres
propios o propietarios sino de hijos, de gente, de piedra, de
saudades...se
hace, se vive, se ama y se siente de
a poco para que algún día, el viento nos lleve o nos traiga...
No hay comentarios:
Publicar un comentario