sábado, 2 de enero de 2016

El oficio del olvidar

Si al recodar retomamos una célula de nuestro corazón, ésa, donde quedó cristalizado un sentimiento, un instante; será necesario imitar a los ofidios ya que una vez al año se desnudan de las escamas, de las pieles, del polvo, las penas y los pactos con aquellos que ya no son más que el camino andado.
Dicen quienes cuentan lo no contado por los dueños del paraíso, que Dios como pago por ofrendar una manzana, le dio a la serpiente el oficio de olvidar y de reptar, pero no como castigo sino como suerte para andar con cada centímetro de su cuerpo, para sentir la huella, sin olvidar quienes son así como tampoco que no hay cicatriz que sobreviva a la estación, ya que al fin no será más que un trozo de cuero, muerto, que se olvida en el andar...
Será imprescindible entonces, imitar a los ofidios y a su oficio de olvidar...